La atención del paciente con epilepsia en nuestro país, al igual que en otros de los países en vías de desarrollo, se halla reducida a solo un 16 % de los pacientes ( T ), lo cual se relaciona especialmente con el alto costo de una medicación que debe ser mantenida y administrada puntualmente durante largo tiempo. Esto determina que una gran parte de la población no pueda solventar su medicación y se vea obligada a sufrir de este desorden sin ninguna esperanza.
Por otro lado, se debe tener en cuenta que la aproximación terapéutica implica también el conocer la manera en que el niño es tratado por la familia, por amigos, profesionales, en la escuela y el colegio.
Un status socio económico bajo, predice un pronóstico peor.
Mejor educación y posición económica de los padres supone un mejor estado psicosocial del paciente.
Excluir a los niños o adolescentes de las discusiones del problema hace que los padres tengan poca credibilidad y además que las crisis sean más frecuentes debido al incumplimiento de la medicación.
Los efectos indeseables, al igual que el temor a aparecer como diferentes de sus compañeros hace que los muchachos no cumplan con las dosis de medicación, pues, algunos medicamentos pueden producir dificultades de atención y del estado de alerta o alteraciones cosméticas, aumento de vello o de peso, lo cual puede alterar la autoimagen.
Algunos fármacos antiepilépticos pueden agravar las crisis