Quizá el más frecuente es el que se refiere a la administración irregular del medicamento, por lo cual conviene recalcar en una estricta vigilancia de la medicación y no suspenderla mientras no indique su médico.
Los disturbios emocionales, la fatiga, la falta de sueño y el sedentarismo, podrían exacerbar la frecuencia de las crisis.
El uso de bebidas alcohólicas, la hipoglicemia, la sobredosis de medicamentos, intoxicaciones, e interferencia de otros fármacos. También puede contribuir a incrementar la aparición de las manifestaciones epilépticas.
En pacientes mujeres puede existir un aumento de las crisis en los períodos premenstruales, lo cual debería tenerse en cuenta a fin de que sean tomadas las precauciones necesarias por su médico.
También es conocido que las enfermedades febriles podrían desencadenar episodios convulsivos.